La
concientización global respecto al impacto de la contaminación está rindiendo
frutos, pues cada vez existen más tecnologías, iniciativas y regulaciones para
reducir nuestra producción de desechos y aprovechar al máximo su posible reutilización
o transformación para reducir o anular el efecto que ocasionan en la flora,
fauna y la salubridad de nuestros hogares. El problema es que tomamos
conciencia una vez que el problema está muy cercano a nosotros.
Desperdicios por envolturas y contenedores plásticos. Desde el auge de los productos plásticos, hace unas seis décadas, ha
llegado al grado de producir hasta 8.3 mil millones de toneladas métricas, que
en mayor parte se desechan y terminan como basura sin procesar. Esta enorme
masa de producto sin retorno al sistema genera posteriores problemas al acumularse
en basureros, sitios públicos, ríos, costas y mares. Se necesitan 400 años para
degradarse y solamente un 12% ha sido incinerado (produciendo con ello otros
problemas ambientales). La proyección es que, para mediados del siglo, habrá
más desechos plásticos que peces en el mar. Mientras que hay iniciativas para
recolectar basura flotante en los mares y ríos, debe también haber una mayor
regulación y concientización sobre la producción de artículos plásticos, además
de procesos para reciclamiento y manejo de basura plástica.
Contaminación del aire. El efecto de las
emisiones en el ambiente es más notorio en las grandes ciudades, pero el
problema está presente en todo asentamiento donde haya industria y vehículos,
tanto particulares como del transporte público. A pesar de su economía pujante,
ciudades como Beijing, en China, han sufrido gravemente por la contaminación
producida por automóviles y fábricas, llegando a superar los 60 microgramos por
metro cúbico. Cifras recientes muestran que se ha reducido a los 44 microgramos
al restringir la quema de carbón en la zona metropolitana y zonas aledañas. El
aire y la lluvia pueden ayudar a dispersar los contaminantes, pero sitios con
largas temporadas sin lluvias, como Jodhpur, India, no tienen esta ventaja natural.
Además del smog, industrias como las acereras, ladrilleras o la práctica de
quemar llantas para extraer el hierro emiten partículas tóxicas hacia el aire.
Contaminación del agua. Elemento básico para
nuestra subsistencia, para las necesidades vitales de personas, animales y
cultivos, es también ampliamente utilizado para servicios y procesos de
transformación. Gracias al abuso de este recurso y las condiciones tanto
naturales como logísticas, de acuerdo a las Naciones Unidas, 783 millones de
personas no tienen acceso al agua potable y hasta 2.5 mil millones no tienen
acceso a condiciones sanitarias adecuadas. La contaminación del agua puede
producirse por los desechos químicos, drenaje, metales como plomo y mercurio,
pesticidas y excedente de fertilizantes arrojados a los afluentes de forma
irresponsable, afectando a ecosistemas enteros. La polución térmica es también
un factor que mata plantas y peces, causado por agua caliente que se descarga
como resultado de procesos o plantas de energía que enfrían sus sistemas con
transferencia térmica a base de agua.
No
todo está perdido. Los resultados de la sostenibilidad son tangibles; uno de
ellos es la transición del uso de los Clorofluorocarbonos (CFC) en aerosoles y
productos varios, que
estaban
dañando la capa de ozono. Siendo que la industria entera hizo el cambio, en
recientes décadas se ha visto la tendencia a su recuperación. Mientras que se
tomen medidas tanto a nivel personal como a estratos macro, podremos generar
cambios sustanciales para revertir y recuperar nuestro medio ambiente.
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